
De un tiempo a esta parte, la posibilidad de obtener una vivienda digna se plantea más como quimera que está al alcance de unos pocos que una realidad tangible, factible y esperanzadora. Los medios de comunicación masivos hicieron públicas, hace unos días, las estadísticas del Ministerio de Vivienda que revelaban el imparable aumento del precio de la vivienda, muy por encima del resto del territorio español. La vivienda libre, nueva y usada, se encareció en diciembre un 13,3% en Aragón respecto al año anterior y un 14,1% en la provincia de Zaragoza, frente al incremento del 9,1% registrado en el conjunto de España.
A estos datos tan esperanzadores debemos sumar la caza de brujas a la que han sido sometidos diversos colectivos sociales por reclamar su derecho a una vivienda digna. La reutilización de espacios, la recuperación de lugares olvidados por sus dueños y el enriquecimiento de la actividad cultural implican para muchos medios de comunicación, constructoras y parte de la España más profunda, una lacra a la que hay que exterminar.
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